El sombrero como prenda

¿Son distintos los sombreros de ceremonia a los de uso diario?

¿Son distintos los sombreros de ceremonia a los de uso diario?

El sombrero hace referencia al hecho de guarecerse, hacer sombra, por lo tanto ya nos da una información sobre qué fijarnos: el largo del ala y la franja horaria; prescindir de la prenda cuando se desvanece el sol y deja de ser una necesidad, siempre y cuando no exista otra inclemencia climatológica que lo requiera, como podría ser resguardarse de la lluvia, la nieve o parapetarse del frío. A tener en cuenta otros factores como son los materiales, y la situación en la que nos encontremos, puesto que no es lo mismo vestir un sombrero en Canarias, que en Galicia por mucho que sea el mismo país en la misma época estacional.

En temporada invernal o de temperaturas bajas, donde apenas tendremos sol en nuestros ojos o rostro, mejor alas cortas, que no opongan resistencia a las ráfagas de viento (si no se anclan al cabello con agujas), tejidos que aporten calor a la cabeza como el fieltro de lana o pelo, el terciopelo, cualquier tejido grueso que visualmente de sensación de calidez.

Alargaremos las alas en época primaveral conforme nos adentramos en una luz cada vez más estival, de mayor impacto en la piel y una mayor duración del sol. Los materiales por excelencia son: algodón, lino, fibras naturales como la paja toquilla (panamá), rafia, sinamay, palma, trigo, cáñamo, esparto e incluso algas pero existen muchos más. Lo idóneo es que sean livianos, produzcan sombra y nos protejan del sol. Por ello intentaremos que estén realizados en la mayor opacidad posible (acercad el sombrero a un emisor de luz y conoceréis fácilmente la opacidad de éste)

Los sombreros de opacidad translúcida son idóneos cuando el sol de verano está en sus horas bajas de intensidad como a la mañana temprano o la tarde, también un paseo en la incipiente primavera. Nunca para tomar explayadamente el sol en una tumbona, sea la estación que sea, hoy en día es importante proteger nuestra piel y ojos de los rayos UVA y los dermatólogos ya prefieren los sombreros opacos a las cremas protectoras.

Justo por este motivo de protección, desaconsejo totalmente los sombreros de poca opacidad (tejidos de trama muy abierta como el sinamay) en ceremonias. Es muy agradable la sutil luz solar tamizada en nuestro rostro pero podría llegar a quemarnos o manchar la piel, por muy grande que sea el ala, si no vamos aplicando reiteradamente una protección solar crema cada cierto tiempo. Con la opacidad correcta del sombrero, evitaremos este engorroso proceso. Lo mismo aconsejo sobre la opacidad de la copa (parte superior del sombreros) para cuidar el cuero cabelludo tanto de mujeres como de hombres, con y sin cabello.

¿Son distintos los sombreros de ceremonia a los de uso diario? Mi respuesta siempre es que si un sombrero es de buena calidad y está en perfecto estado de conservación y limpieza, podría usarse en ambos casos, siempre y cuando no desentone con el resto de las prendas que escogimos para el estilismo por color, textura, temporada… pudiendo complementar el sombrero con un adorno, para subrayar ese toque ceremonial. Lo que NUNCA usaremos en esta situación son las gafas de sol si no hay un motivo médico.

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