Marchando una pildorita de creatividad

Cuántas veces he escuchado eso de yo no soy creativo...

Cuántas veces he escuchado eso de yo no soy creativo...

Está científicamente probado que el ser humano tiene la capacidad de ser creativo, si bien, unos somos más dados a indagar en esta habilidad, respecto a otros que la han explorado menos, pero todo y eso, buscad en los recuerdos y veréis que en una situación de riesgo, de peligro, de descontrol, de necesidad, la mente agudiza el ingenio y salen a flote maravillosas ideas que nos salvan el pellejo. Ideas que vistas a posteriori, incluso dudamos que se nos hayan ocurrido a nosotros sin ayuda de nadie, es la prueba de que si cogemos las riendas de nuestra mente, la ponemos en contexto de situación presente, esta trabaja rápida para ofrecernos interesantes soluciones.

Las pantallas, las distracciones tecnológicas, la comodidad en la que vivimos sin peligrar nuestra supervivencia, han aletargado la mente (y el resto del cuerpo) hasta acostumbrarse a consultar absolutamente todo a un dispositivo, hemos perdido la capacidad de decisión, de iniciativa, de comparar soluciones por nosotros mismos.

Cuántas veces he escuchado eso de yo no soy creativo, en esta trabajo no se necesita la creatividad… vivir comporta de creatividad, queramos o no. Hay que ser creativo profesionalmente para elevarse sobre el resto de competidores, para alimentar a la familia, para vivir en una casa en la que te apetezca estar, para ser buen amante, para tener sentido del humor… en definitiva, para vivir mejor. La creatividad aporta calidad de vida en el ámbito profesional, familiar y social.

Y para ello, debemos desconectarnos de esos apéndices externos con luz y chips que cuelgan de nuestras manos y ojos. Reconectarnos con la vida real, el entorno, nuestra situación personal, lo que sucede ahora si alcanzo el brazo, que es muy diferente a conocer lo que sucede en otro país mediante la noticia narrada por un medio.

Ahora, te propongo un pequeño ejercicio. Eres un ladrón que va a entrar en un lugar desconocido a hurtar objetos de valor. ¿Creéis que un ladrón estaría pensando en la lista de la compra, lo que el vecino le dijo ayer o la subida del precio del pan? NOOOOO… estaría atento para descifrar el orden establecido, mientras agudiza el oído hacia el más leve sonido y la concentración máxima para lograr recaudar un buen botín. No se pararía a consultar a google, nuestra cabeza es más rápida que la aplicación. En caso de que la situación se volviese difícil, su cabeza presentaría mil soluciones para estar preparado con la mayor agilidad de respuesta y de creatividad en la historia su fuese atrapado.

Convirtámonos en ladrones de nuestro tiempo, activemos esos rápidos y útiles sensores que lleva nuestro cuerpo de serie y empecemos a sentir con todo el cuerpo en estéreo.

Suscríbete a mi newsletter