Show must go on.
Es una especie de hechizo.
Me gusta entender la vida bajo el prisma zen del símil de la rueda, sin punto de principio ni final sino la idea de movimiento circular avanzando, avanzando por el camino del disfrute, avanzando en el camino del sufrimiento para salir pronto de él, al fin y al cabo siempre avanzando.
Marcas y exposiciones que pasaron por nuestro universo de manera fugaz, han marchado no sin dejar un bello rastro como cualquier estrella en tránsito. Lejos de parecer triste me aferro al anhelo de que en otro momento volverán sus pasos por estas instalaciones.
Ni que decir que siempre hay estrellas nuevas.
Vestida con la típica ilusión preparo su estancia, a sabiendas que también partirán una vez terminen su cometido en estas salas, y recordaré la luz de estas personalidades que iluminan Hat Gallery, incluso a mi que me envuelvo de negros tejidos tratando de ser presencialmente invisible para no restarles protagonismo. Es una especie de hechizo que me hipnotiza a mi y cada vez a más visitantes que se acercan con ojos abiertos y bolsillos generosos para contemplar el espectáculo que ofrecen una y otra vez.
Show must go on, el espectáculo debe continuar, seguimos cazando estrellas, alistando constelaciones.
Soy El Principito.
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